Salmón Ahumado de Cría

La diferencia es tanto visual como gustativa.

El salmón salvaje tiene un color beige pálido, mientras que el salmón de cría es de color rosa anaranjado.

El salmón salvaje del Báltico se alimenta de peces pelágicos como el arenque y el espadín. Esta dieta le confiere una carne muy clara, ligeramente rosada, que le ha valido el nombre de “Rubio del Báltico”.

Por las mismas razones, el salmón salvaje del Báltico tiene un sabor más intenso que el de cría, con notas tostadas y una percepción más salada en boca.

El color del salmón de cría proviene de una alimentación controlada que garantiza un equilibrio de sabores.

El salmón salvaje, en cambio, puede presentar ligeras variaciones de color y sabor según su ciclo de vida.

Cabe destacar que el salmón Petrossian responde a un riguroso pliego de condiciones, que incluye una alimentación sin OGM y un control analítico de metales pesados, PCB y dioxinas.

Nuestro salmón de cría (en lonchas y en formato Coupe du Tsar®) proviene mayoritariamente de Escocia, aunque ocasionalmente puede proceder de Noruega, según las capturas y las condiciones climáticas locales.

Independientemente de su origen, las piscifactorías se seleccionan cuidadosamente para garantizar una buena circulación marina y cumplir estrictamente con la carta de calidad de Petrossian.

Nuestro salmón salvaje se pesca en el mar Báltico, en una zona de pesca que va desde Polonia hasta Finlandia (excluyendo aguas territoriales rusas).

Si le gusta un salmón de sabor más suave y equilibrado, el salmón de crianza sigue siendo una apuesta segura, especialmente para cenas con comensales de todas las edades.

Si busca un salmón de sabor más intenso para una degustación entre aficionados, podemos orientarle hacia el salmón salvaje.

Recomendamos sacar el salmón del frigorífico entre 5 y 10 minutos antes de servirlo. El salmón se basta a sí mismo y puede disfrutarse solo o sobre tostadas. Desaconsejamos servirlo con zumo de limón, ya que altera la percepción de su sabor. Para añadir una nota ácida, sugerimos acompañarlo con una crema de eneldo, a la que puede añadir un toque de limón.

El salmón puede conservarse hasta 3 semanas en el frigorífico, siempre que se mantenga en su envase al vacío. Una vez abierto, debe consumirse en un plazo de 24 a 48 horas, guardándolo en un recipiente cerrado en el frigorífico.

El salmón de crianza puede congelarse, salvo que se indique lo contrario en la etiqueta. El salmón salvaje, en cambio, no puede congelarse. Dado que la congelación de los pescados salvajes destinados a ser vendidos crudos o ahumados a baja temperatura es obligatoria por razones sanitarias, el salmón salvaje ya ha sido previamente congelado.

Por precaución, no recomendamos a nuestras clientas embarazadas consumir pescado crudo o ahumado. No obstante, podemos orientarlas hacia nuestros huevos de salmón salvaje o nuestros taramas, que han sido pasteurizados.

En nuestro blog encontrará diferentes ideas de recetas para el salmón. Para recibir nuevas ideas temáticas, síganos en Facebook e Instagram o suscríbase a nuestro boletín.